Javier Pérez de Azpeitia es profesor del Centro Superior de Música del País Vasco, Musikene. Foto: FND.

Javier Pérez de Azpeitia: “Cuando yo acompaño una película lo que trato de transmitir al público es lo que yo siento cuando estoy viendo el filme”

El compositor y pianista, Javier Pérez de Azpeitia, cursó sus estudios musicales en los Conservatorios Superiores de Música de San Sebastián, Madrid y Lieja, en Bélgica. Es también asiduo colaborador de la Orquesta Sinfónica de Euskadi y pianista oficial del Concurso Internacional de Canto Luis Mariano desde su fundación. Compagina su actividad artística con la docencia en Musikene, donde es profesor de repertorio en las especialidades de Canto y Violín y Jefe del Departamento de Instrumentos de Tecla y Canto. De forma paralela a la docencia y a la actividad concertística, lleva a cabo una intensa actividad ligada al mundo de la cinematografía a través de su colaboración como pianista o como director del ensemble The Silent Band actuando en numerosos festivales nacionales e internacionales. Asimismo, ha acompañado al piano diversas sesiones de Cine Mudo a través de su participación en los Festivales de San Sebastián, Berlinale, Toronto, Lorca, Madrid Imagen, Filmoteca Española, CGAI de Galicia,  Cine y Patrimonio de Murcia, Cinema Ritrovato de Bolonia y Festival Berlin Babylon, entre otros. Además, ha grabado músicas para DVDs de películas editadas por distribuidoras como Divisa y Murnau Stiftung. Entre ellos cabe citar títulos como Ana Boleyn, La Mujer en la Luna, El abuelo, Pilar Guerra, La Aldea maldita, Diario de una descarriada, Sumurun y Downhill. Colabora regularmente con diferentes compositores como Pula Olaz, Pascal Gaigne y Alberto Iglesias en la grabación de las  partes de piano solista de películas reconocidas a nivel internacional como Azul oscuro casi negroSiete mesas de billar francés, Le Cou de la Girafe, Castillos de Carton , 80 egunean, Verbo ,Katmandu, Amaren eskuak,  El faro de las  orcas, EmbarazadosEl OlivoNora, Remember Me y Maixabel.

¿Cuándo y por qué comenzó en el mundo de la música? “En mi familia nunca ha habido músicos. Es decir, ni mis padres, ni mis abuelos eran músicos. Aunque mi padre era un enamorado del piano. Un día, se le ocurrió la idea de comprar un piano para que mi hermana comenzara a hacer los estudios de piano, y lo colocaron en el pasillo de casa que era el lugar en el que yo jugaba a la pelota. Entonces yo veía a mi hermana tocar, y cuando ella no tocaba, yo me sentaba a tocar. Parecía que tenía facilidad y dotes con el solfeo, de forma que se podría decir que mi principio con la música fue a través del juego”.

¿Qué fue lo que  le impulsó a especializarse en un instrumento como el piano? “Bueno ese principio después fue refrendado. Pasé a tomar clases con dos profesoras e ingresé en el Conservatorio Medio y de ahí pasé al Superior. Hice cursos de especialización. Estuve cuatro años viviendo en Bruselas, en Bélgica, haciendo otro Grado Superior. Y al final vi que podía hacer una carrera con el piano”.

Además de colaborador en la Orquesta Sinfónica de Euskadi y pianista oficial del Concurso Internacional de Canto Luis Mariano, también ejerce como docente en Musikene (Centro Superior de Música del País Vasco), ¿cómo compagina todas sus facetas artísticas? ¿Cómo es su día a día profesional? “Es bastante sencillo. Porque gracias a Dios trabajo en un centro, en Musikene. Es un centro pensado para músicos en activo. Es una institución que no tiene un horario de trabajo excesivo. Con lo cual, tengo tiempo para estudiar, para ir a la Orquesta y hacer actividades profesionales de cualquier tipo. Porque yo hago bastantes cosas. Puedo acompañar un recital de poesía, como una sesión de cine mudo. Además, he sido pianista de ballet en un momento determinado de mi vida. Es decir, soy un todoterreno”.

Puesto que ha participado como pianista en numerosos festivales nacionales e internacionales de cine, ha acompañado al piano numerosas sesiones de Cine Mudo y grabado diversas piezas para películas, ¿sabría decirme qué hecho hizo que se sintiese atraído por el mundo del séptimo arte? “El cine siempre me había gustado. Pero me había gustado más el cine comercial que no tiene nada que ver con el cine mudo. Yo desconocía el cine mudo. Conocía lo típico: Buster Keaton,  Charles Chaplin y poco más. Pensaba que todas las películas de cine mudo eran de risa y, luego, conforme fui descubriendo el cine mudo, me di cuenta que había diversidad de género. Pero bueno, fue una mera coincidencia. En aquellos tiempos había trabajado como pianista de ballet y tenía facilidad para seguir el movimiento, había empezado a tocar en la Orquesta, con lo cual, aparte de los estudios normales de piano, yo había desarrollado otras habilidades. Entonces, alguien que me conocía dio mi nombre al Festival Internacional de Cine de San Sebastián para invitarme a hacer una sesión de cine mudo.  Y esa fue mi primera sesión y de ahí vinieron colaboraciones con Filmoteca Española y el resto de mi trayectoria profesional relacionada con el mundo del cine”.

Javier Pérez de Azpeitia es un compositor y pianista especializado en el mundo cinematográfico. Foto: FND.

“El reto diario es seguir haciendo las cosas bien para que todas esas personas que te llamen para hacerte propuestas sigan confiando en ti”


En base a su catálogo musical tan extenso, ¿sabría decirme qué tipo de repertorio diría que es más afín a su estilo interpretativo? “En cuanto a repertorio pianístico, me gusta cualquier estilo. Me gusta el clásico, el romántico y el contemporáneo. En lo que respecta al cine, el género que más me gusta es el melodrama. Es donde realmente puedo dar más de mí. Yo creo que en mi mochila, esa que llevamos todos, hay mucho autor romántico, clásico y muchas partituras de la época del cine mudo que se han quedado ahí. Porque no olvidemos que en el período mudo había muchas conexiones de partituras. Esas partituras han influenciado mucho mi forma de acompañar. Cuando se habla de improvisar , muchas veces la gente confunde improvisar con lo que es una improvisación tipo jazz. Y , en cambio, la improvisación puede ser de muchas maneras. Yo, por ejemplo, hago una improvisación clásica. Es decir, cuando acompaño el cine mudo hago una cosa parecida a música sinfónica, pero no del todo porque solo lo hago con el piano, pero es un poco ese género”.

¿Qué reto supone tener la oportunidad de colaborar como pianista en películas reconocidas a nivel internacional como Azul oscuro casi negro o Siete mesas de billar? “El reto diario es seguir haciendo las cosas bien para que todas esas personas que te llamen para hacerte propuestas sigan confiando en ti. Y tú sigas confiando en ti mismo a la hora de hacer este trabajo”.

¿Qué significado tiene para usted haber sido premiado en diversos concursos nacionales como el Concurso Gipuzkoano de Jóvenes Pianistas o el Yamaha de Santa Cruz de Tenerife? “Ya sabes que cuando eres joven tienes ganas de comerte el mundo y vas ahí a demostrar lo bueno que eres. A veces eres bueno y otras veces hay otros que son mejores que tú. Entonces, ir a un concurso  y ganar un premio es como un respaldo. Te indica que tienes que seguir adelante. Cuando eres joven, parece que tienes más energía y más desparpajo. Cuando eres mayor, eres más conservador y tienes mucha más experiencia. Pero el haber hecho concursos siempre te da una experiencia y currículum que es importante en la vida. Y en algunos casos, te ayuda a delante. Hay gente que tras haber hecho concursos ha tenido que dejar su carrera porque no ha podido más con la presión. Reconozco que los concursos suponen una gran presión y hay quienes lo soportan mejor y otros peor. Yo, por ejemplo, no soy muy competitivo. Quizás tampoco me han interesado demasiado porque llega un momento en tu vida que ya sabes por dónde tienes que tirar, sabes a dónde llegas bien y a dónde peor y vas seleccionando qué hacer y que no”.

¿Cómo llegó a pertenecer y dirigir el ensemble The Silent Band centrado en recuperación de músicas pertenecientes al periodo mudo? “El ensemble The Silent Band, la banda silenciosa, es una banda en la cual yo siempre he sido el director. Es una banda itinerante en cuanto a su formación. Porque ha sido en base a proyectos que me han pedido que desarrolle. Entonces, me llamaban y me decían te necesitamos para esta película, queremos hacer una restauración y nos hace falta esto, estaría bien que hubiera un quinteto de cuerda, etc. Yo iba organizando y cada película tenía su plantilla. Esto surgió a partir de un encargo de Filmoteca Española. Primero fue acompañar en versión cuarteto la película La revoltosa. Una zarzuela muy conocida de Ruberto Chapí que tiene su película muda también. Fue un proyecto para adaptar la música de la zarzuela de forma que acompañase la película. Ese fue mi primer encargo para un Festival de Madrid. Y , luego, pasé a Filmoteca Española con la restauración de la película Frivolinas”.

La música incidental: un punto de partida


Dado su bagaje profesional en el mundo cinematográfico, ¿cómo cree que ha sido su evolución y cómo ve el futuro de esta especialización? “Ha habido años muy buenos y de mucho crecimiento. Es decir, yo empecé a hacer esto en el año 94. Y luego, fui creciendo a la vez que The Silent Band fue creciendo. Yendo a Festivales importantes como el de Bolonia o Toronto. Hemos hecho muchas actuaciones y todo ha ido bien hasta que llegó el 2008 con la crisis de Lehman Brothers en Estados Unidos. Tardó en llegar, pero llegó y cuando llegó, llegó también al mundo de la cultura. Ya no había presupuesto para hacer películas con grupos, no había mucho dinero para hacer películas al piano, con lo cual, la situación ha estado bastante parada durante unos años. En cambio, este año 2021,  con The Silent Band hemos estado dos veces tocando con Filmoteca Española con dos encargos que nos hicieron. Parece que la cosa se vuelve a mover un poquito. Pero seamos honestos, el cine mudo no tiene un público grande de sala de cine de sábado de palomitas. Es más bien para un público más  especializado porque depende de qué película se proyecte. Si pones una película de Chaplin acude más gente, al contrario que si pones una película más de repertorio de melodrama. Que no deja de ser menos interesante,  yo las prefiero”.

¿Cómo describiría su estilo compositivo e interpretativo? “Sería un estilo clásico. Basado en la forma original de acompañar de los primeros años del cine mudo. Para ello, existe muchísima literatura que puedes encontrar en librerías de internet especializadas, en páginas como IMSLP. Antes no había nada. Puedes encontrar muchos ejemplos de música incidental. Es aquella música que te indica qué música va para cada situación que encuentres en una película. Los primeros libros que tuvieron los pianistas de la época, quienes acompañaban las películas de manera sincrónica, eran libros en donde los márgenes de cada página aparecían todos aquellos estados que podían darse en la película y todo lo que necesita música. Entonces, los pianistas de aquella época miraban qué hora era, miraban que ocurría, el número de la página, pasaban la página y tocaban. Se improvisaba, pero también estas partituras marcaban un claro estilo compositivo. Yo lo que hago es que a veces utilizo estas músicas incidentales y si improviso también lo hago en un estilo clásico”. 

Es bien sabido que cada pieza artística tiene una intención o busca un fin en concreto, pero de forma general, ¿qué busca transmitir al público con sus creaciones? “Esa transmisión es algo muy subjetivo. Porque yo puedo tocar una película de una manera y luego viene otro pianista y toca la misma película, pero de otra forma diferente. Primero, porque toca el piano de forma distinta, porque no hay dos pianistas iguales, y porque a él la película le influye de una manera y a mí de otra. Entonces, cuando yo acompaño una película lo que trato de transmitir al público es lo que yo siento cuando estoy viendo el filme. Y hay veces que mientras toco me estoy partiendo de risa, y hay otras veces que tengo una pena en el alma terrible. Nuestra labor es transmitir. Pero es muy subjetivo, no todos vamos a transmitir de una manera, ni lo mismo. A mí , cuando me llega una película, lo que hago es ver la película y la divido en escenas, es una técnica para ir organizando un poco el trabajo”.

¿Cuáles son sus referentes musicales ligados al mundo del piano?  “Hay muchísimos pianistas a quienes admiro. Uno de ellos es el paisano al cual voy a sustituir en el Festival, Gustavo Díaz Jerez, que es compañero mío en Musikene y un gran pianista. Admiro desde los pianistas antiguos como Alicia de Larrocha, Kristen, Marte Argerich, como Mario Corelli, ademas de un sinfín de nombres más viejos y jóvenes, porque hay una hornada buenísima de jóvenes”.

Javier Pérez de Azpeitia es director y colaborador en el ensemble “The Silent Band”. Foto: FND.

“Hay que tener claro el planteamiento de la película, saberse las escenas, qué música le vas a poner a cada una y cómo vas a hacer las transiciones”


¿Y sus ídolos respecto al mundo cinematográfico? “Ligados al mundo del cine, cuando vas a tocar en festivales, ves a otros tocar. Cuando estas tocando estás demasiado preocupado porque estás siguiendo la película y tienes que transmitir el mensaje y no disfrutas, pero estás trabajando. Y otras veces vas a festivales especializados como el de Bolonia, por ejemplo, donde van pianistas de todo el mundo. Y tienes oportunidad de ver a auténticos cracks. Por ejemplo, guardo un gran recuerdo de un pianista italiano, Antonio Coppola, o el pianista americano Donald Sosin. Pianistas fuera de serie, que consideras que son una maravilla y que hacen bonito su trabajo”.

Háblenos sobre su participación en la primera edición del Festival Tiempos Modernos, ¿cómo y cuándo llegó a formar parte del mismo? “Un día estábamos Gustavo Díaz Jerez y yo hablando en Musikene. Y me dijo ‘oye hay un festival en Canarias que lleva un amigo mío que se llama Nino Diaz’. Me contó un poco la idea del Festival y como él no podía participar y sabía que yo hago esto porque estoy especializado, se lo propuso a Nino y nos pusimos de acuerdo”

¿Qué sorpresa nos espera el próximo viernes 15 de octubre en la plaza del Varadero en el Puerto del Carmen? “Será una sorpresa para todos. Incluido para mí. No será una sorpresa desde el punto cero porque yo ya he visto la película. Es una película de aventuras, de descubrimiento de ese mundo perdido, lejano, peligroso y admirado. Tendrá sus emociones porque en el cine mundo no hay conversaciones. Todo son imágenes con subtítulos. Es decir, el espectador tiene que imaginar y ver qué va pasando. Está llena de efectos especiales. Pensemos que en el año 1925 la industria del cine no tenía cómo hacer grandes efectos especiales. Meterte en una película donde vas a ver mosntruitos y cosas así es difícil. Lo hicieron y es curioso. La gente se ríe cuando ve este tipo de cosas”.

¿Qué habilidades se necesitan tener para poder acompañar musicalmente una película tan representativa como El mundo perdido de Harry O. Hardy?  “Hay que tener claro el planteamiento de la película, saberse  las escenas y qué música le vas a poner a cada una y cómo vas a hacer las transiciones entre escenas. Hay que estar muy atento y poner al servicio de la película todo el arsenal que uno tiene en su mochila. La capacidad de improvisar, de reflejar el carácter de las diferentes escenas, el control del ritmo y de la armonía. En definitiva, saberse la película porque hay algunos momentos en los que la imagen tiene un fade out y se va a negro y, en ese momento ,está bien que la música vaya a negro también. Es decir, hay dominar el piano como instrumento y la película”.

Un panorama marcado por la incertidumbre


A la hora de crear la banda sonora del filme, ¿partirá de una improvisación desde cero o se basará en alguna estructura compositiva? “Si te digo que partiré desde cero, sería faltar un poco a la verdad. Se podría dar si estuviéramos en el año 1925. Pues no había ni VHS, ni archivos mp4 , ni DVD.  No existía la posibilidad de previsualizar la película, entonces, sí que sería desde cero. Pero mi idea es hacerlo no desde cero, sino desde muy poco. No llevaré partitura de nada. A veces es una cosa que me gusta llevar para poner en el atril, empezar la película e ir desarrollándola. Esta vez iré desde cero. Como voy a estar viendo la película para determinar las escenas, lo que puedo decir es si tocara una escena a las 20.00 horas  y luego a las 20.05 no sería lo mismo, sería diferente”.

¿En qué otros proyectos colabora actualmente? Ahora acabo de grabar, por ejemplo, para una nueva película, Maixadel, que habla sobre Maixabel Lasa, viuda de una persona que mató ETA. Hay una película con su nombre que ha musicalizado Alberto Iglesias, nuestro compositor de banda sonoras y el más premiado internacionalmente. Grabé esta banda sonora el 24 de septiembre y se estrena aquí en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián y se irá poniendo en pantallas a posteriori. Respecto al cine mudo, para enero tenemos que preparar una película de Victor Sjöström,un cineasta sueco del periodo mudo, que se llama The wing, El viento. Estoy en esos dos proyectos. He grabado también para Pascal Gaigne , el autor de la música Azul oscuro casi negro, así como para un espectáculo con él. Empezaré con otros tipos de proyectos, como ir a la Orquesta e ir de gira con la Orquesta a San Habsburgo, Austria. Por ende, de aquí a enero estoy ocupado. Y, mientras, haré de pianista en un disco de un cantautor del País vasco. Un poco de todo”.

¿Qué diagnóstico hace del panorama musical a nivel nacional? Es un país con grandes músicos. Al que ya no le hace falta importar músicas y músicos de fuera porque hay intérpretes y fantásticos compositores.En este aspecto, el país ha crecido mucho en los últimos veinte años, eso no significa que no haya que mirar afuera. Hay que seguir mirando hacia afuera para mirar, aprender y coger todo lo bueno que veamos. El panorama actual está un poco como ‘aquel avión pilotado por primera vez por un joven’. Es decir, está un poco perjudicado tras la pandemia. La actividad musical sufrió mucho a nivel de música clásica, de grandes conciertos de rock  o pop y pequeñas orquestas que tocaban en las fiestas, a nivel de calle. Conozco a gente que ha sufrido y ha cerrado la persiana. Ahora se ve algún ‘brote verde’. Todo dependerá de los próximos eventos que no sabemos si van a venir o no. Tenemos que seguir haciendo música, ver qué música hacen los demás, aprender y seguir adelante”.

Y seguir apostando por la cultura… “Y por el cine mudo. A ver si en esta primera edición del Festival lo hacemos lo suficientemente bien para que continúe adelante. Porque es muy de agradecer un festival en el cual se incluya este tipo de repertorio del cine mudo. Antes había grandes festivales que sí incluían retrospectivas del cine mudo, pero llegaron los recortes.A ver si hay suerte, lo hacemos bien y a la gente le gusta la idea para que haya más ediciones”.

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