Borja Quiza debutará el rol de Rigoletto el próximo 14 de mayo en el Festival de Ópera de Lanzarote. Foto: FND.

Borja Quiza: «Rigoletto es una de las mejores óperas para iniciarse en el mundo de la lírica»

Nacido en La Coruña en 1982. Ha estudiado canto en sus inicios con Teresa Novoa, María Dolores Travesedo y Renata Scotto para luego perfeccionar y mantener su técnica con el tenor argentino Daniel Muñoz. Ha recibido el premio Ópera Actual al mejor cantante lírico joven en 2009 y el premio al mejor cantante de Zarzuela de los prestigiosos premios líricos Teatro Campoamor de Oviedo en el año 2010. En 2009 se estrena también la película “Io, Don Giovanni” de Carlos Saura en la que interpreta el papel de Don Giovanni. Actualmente es profesor titular de canto del Centro Superior de Música de Galicia y de los cursos estivales Tamara Brooks. Ha actuado en los principales teatros españoles como el Teatro Real, Liceu y Auditori de Barcelona, así como internacionales destacando La Fenice di Venezia, Ander Wien de Viena o Comunale di Bologna. Con diecisiete años de carrera acumula un gran número de representaciones de un vasto repertorio y se ha convertido en una de las figuras emergentes de la lírica internacional gracias a su profundo estudio de la técnica y la interpretación canora.

¿Cuándo y por qué decidió sumergirse en el mundo del canto? “La música siempre ha estado presente en mi vida, ya que en Galicia hay mucha tradición coral y de canto de taberna. Y a pesar de que en mi familia no hay ningún músico, a mi abuelo le gustaba mucho cantar en la taberna. Por ello mis primeros pasos musicales fueron cantando canciones populares gallegas. En mi casa además había un piano para que mi hermano mayor recibiera lecciones. Por mi parte, en cuanto tuve edad empecé también a estudiar ese instrumento y desde ese momento mantuve un contacto estrecho con la música. Luego, comencé cantando en un coro de voces blancas aquí en La Coruña, ciudad, y más tarde en otros coros distintos. Acabé en el coro de la Orquesta Sinfónica de Galicia, que seguía siendo un coro amateur, pero con un nivel de exigencia profesional y ahí descubrí cómo era el canto con un planteamiento más serio. Descubro además la ópera, el teatro lírico, que me encanta y decido ponerme a estudiar música mientras sigo con mi carrera de informático. En ningún momento me planteaba el canto como una opción profesional. Pero hubo un periodo determinado en el que decidí dar el salto e irme a vivir a Madrid y probar en serio el vivir de la música”.

¿Cómo describiría su timbre?  ¿Qué cualidades vocales tiene? “De eso se podría hablar largo y tendido porque nos pasa mucho a los barítonos que empezamos muy jóvenes, digamos que las voces graves tardan años en macerar, como el buen vino. Yo empecé cantando muy pronto, mi debut internacional fue con apenas veintitrés años y en ese momento mi voz era de barítono lírico, pero con un color más claro. Ahora mismo llevo diecisiete años de carrera internacional de solista y, desde que empecé hasta ahora, la voz ha ido evolucionando muchísimo y me ha permitido ir afrontando un nuevo repertorio o nuevos roles. Por eso ahora mi voz tiene mucho más volumen en sala, una intensidad de sonido muy grande y, a pesar de que sigo considerando que soy un barítono lírico, tengo la línea de canto, el volumen, la intensidad y el color en sala para poder afrontar el repertorio más dramático, que es el repertorio verdiano o verista”.

¿Cómo es la preparación desde joven cuando se pretende llegar a ser cantante lírico profesional? “Eso es complejo también, porque en esto del canto sucede una cosa muy políticamente incorrecta. Digamos que estudiar canto en los conservatorios es completamente insuficiente. Uno en un conservatorio puede coger una buena formación musical en torno a la técnica vocal, idiomas, análisis y piano complementario, pero la técnica vocal del canto es algo muy complejo y hoy por hoy hay muy pocos maestros que enseñen bien. Al final hay que buscar maestros privados para uno mejorar su propia técnica. Después existe una condición de oficio.  Yo soy un cantante construido. Nunca he tenido una voz impresionante desde el principio, lo mío ha sido una pasión desaforada por esto, una voluntad férrea de querer ser cantante y estudiar  muchísimo. Es curioso, pero aunque parezca una obviedad no lo es. A nadie se le ocurre que un pianista pueda ser un pianista solista virtuoso en tres meses, pero con el canto se piensa que como todo el mundo tiene una voz y todo el mundo más o menos canta en la ducha, el mundo cree que el cantante nace y no, el cantante se hace también a base de mucho estudio y mucha dedicación”.

¿Cuáles son sus referentes musicales? “En relación a los compositores, mis favoritos son Puccini y Verdi. En cuanto a cantantes, hay muchos, pero digamos que soy un amante de la vieja escuela, todos los cantantes que me gustan ya no están vivos. En barítonos podríamos decir que Correll Mcneil, es uno de mis referentes, además de Carlo Tagliabue, Titta Ruffo, Battistini o Cappuccilli”. 

«Para mí la técnica vocal es intentar acercarse a la manera de cantar más orgánica o más a favor de la fisiología del instrumento»

Grandes figuras del canto, como la soprano Teresa Novoa, María Dolores Travesedo y Renata Scotto han sido algunas de sus tutoras, ¿qué importancia tuvieron en su trayectoria? “Con Teresa Novoa empecé aquí en Galicia y fue mi primera profesora oficial, con la que recibí mis primeras clases individuales de técnica. Después, llegué a Madrid y María Dolores Travesedo fue también una de mis primeras maestras. Pero realmente, si tengo que subrayar a alguien o nombrar a alguien es al tenor Daniel Muñoz, artista argentino que reside en España. Después de probar muchas clases con muchos maestros,  considero que fue con el que mejor entendí el canto y el que me puso en el buen raíl de la técnica. Gracias a él tengo el mismo concepto de técnica vocal desde hace quince años. Siguiendo esa línea, mi voz ha madurado, pero siempre con la misma brújula técnica. Considero que es el maestro que más ha influido en mi manera de cantar». 

¿Con qué recuerdos se queda? “Él siempre creyó en mí desde el principio, cuando la voz era más clara, ligera y con menos volumen. Mientras que el mercado o la crítica no lo veía tan claro, él siempre confió en mí y me dijo ‘tranquilo, que la voz del barítono evoluciona más tarde y en tu caso es lo que va a suceder. Tómate todos estos años como parte de tu formación y de entrenamiento, verás que sobre los cuarenta años empezará lo bueno de verdad’. Justo acabo de cumplir los cuarenta y considero que realmente tenía mucha razón y que ahora empieza lo bueno de verdad”.

¿Diría que lo ideal es mantener siempre al mismo tutor para no variar la técnica vocal? “Creo que en la técnica del canto hay mucha confusión en la enseñanza, sobre todo, en los últimos treinta años de la historia de la lírica. Si me preguntas mi opinión, para mí la técnica vocal es intentar acercarse a la manera de cantar más orgánica o más a favor de la fisiología del instrumento porque no es una teoría, ni una manera de cantar. Con lo cual, mi idea del canto, lo que yo aprendí o lo que yo sigo desarrollando, es no inventar cosas, sino intentar conocer realmente el instrumento y cómo funciona para intentar generar una memoria muscular a base de práctica, a favor del cuerpo, de la fisiología. No creo demasiado en la técnica alemana, la técnica italiana… Quiero  decir que hay muchas teorías y mucha confusión y se han inventado muchas cosas, pero el canto es más sencillo que todo eso. Es complicado llegar a simplificar y mantenerse firme porque es una carrera de larga duración, una carrera de fondo, no es un sprint. Todo el mundo busca soluciones rápidas para cantar bien en tres meses, pero el canto no va así. Probablemente si le queremos poner una etiqueta, la mejor manera de cantar, la manera óptima o en la que yo creo es realmente la técnica antigua italiana del canto. Pero volvemos a lo mismo, ni siquiera ellos, cuando la describían, eran conscientes de estar generando un estándar o una técnica italiana. Ellos querían acercarse a la manera más natural y eficiente de cantar respetando el instrumento”.

¿Qué significado tiene para usted haber recibido el Premio Ópera Actual en 2009 o el premio al mejor cantante de Zarzuela en 2010? “Fue muy importante en su momento. Yo tenía veintisiete años, era todo un reconocimiento porque era el mejor premio que había en España al mejor cantante joven y sin duda, uno nunca piensa en los premios, pero los agradece mucho cuando los recibe porque siempre son un impulso en el mercado e incluso para que le salgan más contratos y opciones laborales para ir mejorando y demostrando lo que uno es capaz de hacer. Además, recuerdo que en ese año participé en una película de Carlos Saura, que también tuvo mucha  difusión y, al año siguiente, me dieron el premio Campoamor, los actuales Premios Ópera XXI al mejor cantante de Zarzuela. Con lo cual, fueron dos años que me ayudaron mucho, un impulso mediático para mi carrera”.

Una pasión verista

Dada su amplia experiencia profesional en diferentes teatros del mundo, con diecisiete años de carrera y un amplio repertorio que viaja desde el barroco al romanticismo, pasando por la zarzuela, ¿con qué estilo musical se siente más cómodo a la hora de cantar? “No me gusta hacer afirmaciones absolutas porque me gustan muchas cosas y es difícil decidir. Creo que al mundo actual le encanta poner etiquetas y encerrar a uno en frascos pequeños o especialidades como el barroco,  Verdi, Mozart o la zarzuela, y yo no creo tanto en eso. Creo que con una buena técnica se puede cantar prácticamente todo, eso sí, sin pretender tener la voz que uno no tiene. Todo se puede afrontar, esto es algo de los cantantes antiguos, el mismo tenor que cantaba Los hugonotes, Los puritanos o L’Elisir al principio de su carrera, acaba cantando Otelo de Verdi al final. Esa evolución hoy parece una locura y, sin embargo, se ha hecho en la historia de la lírica, a primera mitad del siglo XX. Creo que no hay que limitarse el repertorio. Creo que cantar concierto, canción, lied, zarzuela u ópera enriquece y te convierte en un mejor cantante. Aunque puede ser que cuando uno afronta un determinado papel, decida que ese rol no es para sí. No limitarse te convierte en un mejor artista y te aporta flexibilidad y capacidad de adaptación, pero siempre con una buena técnica”.

¿Existe algún tipo de repertorio que no haya abordado y le interese? “Sin duda, este tipo de repertorio que estoy abordando ahora. Debutaré más roles verdianos como Rigoletto o Ernani. Me entusiasma este proceso de estudio actual. Considero que conecto técnica y emocionalmente más que con ninguna otra cosa que haya cantado hasta ahora. Pienso que he llegado a este repertorio en el momento que tenía que llegar, con diecisiete años de experiencia y sabiendo muy bien lo que hago. He llegado para quedarme. Los roles verdianos o veristas digamos, de la última parte del siglo XIX y principios del XX, es el repertorio que uno siempre sueña cuando comienza a cantar y lo ve lejano, pero hoy por hoy, lo contemplo como una realidad absoluta y creo que he llegado a este repertorio que me dará muchas satisfacciones en los próximos años”.

¿Cómo describiría su estilo interpretativo? “Es verdad que desde que empecé con veintitrés años me pusieron la etiqueta de ser buen actor. No sé si la merezco, pero para mí la parte actoral y emocional a la hora de preparar un rol es muy importante, por eso, en zarzuela he triunfado mucho porque también se me da muy bien el texto hablado. Esto es algo que no es propio en la formación de los cantantes. Ningún cantante estudia texto hablado, arte dramático o cómo hacer El barberillo de Lavapiés o Pan y toros en versos. Sin embargo, hay actores que específicamente estudian cuatro años para especializarse en el Siglo de Oro y hacer el teatro en verso, pero nosotros, los cantantes, vamos aprendiendo sobre la marcha dependiendo de la orientación del director de escena. Aunque yo siempre he tenido una creencia o gusto interpretativo por la parte actoral de las cosas y una intuición natural. Por este motivo, para mí sí es una parte importante, pero todo a partir de una técnica vocal. Lo único que hace que la carrera de un cantante sea larga y fiable es tener una sólida técnica vocal”.

Borja Quiza en «Los pescadores de perlas» de Bizet como cierre de la temporada de ópera de Oviedo en 2021. Foto: FND.

«La riqueza cultural e intrínseca de Canarias es enorme y creo que tiene mucho que ofrecer»

Háblenos de su próximo debut en Canarias, ¿cómo  llegó a participar  en el Festival de Ópera de Lanzarote encarnando el papel de Rigoletto“Mi relación con Canarias viene de años atrás. En primer lugar, porque me encantan las Islas, en segundo, porque tengo grandísimos amigos dentro de la lírica como Jorge de León, Celso Albelo, Pancho Corujo, Orlando Niz o Yolanda Auyanet. También, porque he viajado mucho a las Islas para hacer conciertos y, concretamente, Lanzarote es una isla de la que me enamoré desde un primer viaje que realicé para un homenaje a Alfredo Kraus. Desde ese instante se convirtió en un destino de vacaciones con mi familia. Luego, surgió esta idea del Festival de Ópera de Lanzarote, Pancho Corujo me comentó que estaban trabajando mucho y muy duro para intentar llevar a cabo este certamen y me pareció una idea increíble. Todo lo que sea generar nuevos puntos de lírica en el mapa siempre me parece buena idea. Además, las Islas Canarias como paradigma de amalgama cultural históricamente han querido traer elementos culturales de fuera para dentro, pero considero que la riqueza cultural e intrínseca de Canarias es enorme y creo que tiene mucho que ofrecer de dentro hacia fuera. Con lo cual, me parece una idea fantástica y es mágico poder participar en la primera ópera representada en Lanzarote y poner la semilla de algo que espero que dure muchos años y que no haga otra cosa que crecer”.

¿Es la primera vez que desempeña este papel? “Sí, va a ser el debut como Rigoletto. Es un rol que llevo cantando años solo por el placer de estudiarlo y porque le hace muy bien a mi voz. He cantado los dúos y las áreas en conciertos varias veces, pero el rol completo es la primera vez que lo voy hacer y me hace una ilusión enorme”.

¿Cuáles son las premisas necesarias para la interpretación de un personaje de este calibre que es odiado por muchos pero amado por su hija?¿Qué dificultad presenta a nivel  vocal? “Es dificilísimo, probablemente uno de los roles de barítono más difíciles de la historia. Es muy complicado por la duración, puesto que es un personaje que canta muchísimo. En dos horas de ópera, únicamente deja de cantar durante media hora. Por ello hay una parte atlética, el soportar la duración. También, es necesario tener una intensidad, color y volumen, además de un tipo de fraseo verdiano. Cabe señalar además que Rigoletto está en una tesitura para el barítono bastante aguda, se sitúa en la zona del pasaje, esto hay que tenerlo muy claro técnicamente para no morir en el intento porque si no el rol es una trampa mortal. Además de todo eso, es un personaje que presenta un viaje emocional enorme, pasa por muchísimos estados y pensamientos en un viaje de apenas dos horas. Es un rol tremendamente complejo. Creo que es la primera ópera en la que Verdi hace una descripción muy completa de los personajes que, quizás hasta ese momento, eran más estereotipados, presentando los arquetipos de la sufridora, el héroe, el malo… En esta ópera pasa otra cosa, Rigoletto ni es tan malo, ni tan bueno. Al final tiene un amor tremendo por su hija y eso hace que la encierre por durante muchos años. Tiene muchas caras y eso lo hace verdaderamente interesante, pero lo peligroso es la parte emocional, nunca puede coger las riendas del cantante porque entonces la voz queda subyugada a los sentimientos y eso es tremendamente arriesgado. La técnica debe mandar, a partir de la técnica se construye lo emocional. Parece fácil decirlo pero es completamente difícil hacerlo en un rol como este. Además, tengo dos hijas, con  o cual, me identifico mucho, pues el amor absoluto por su hija es lo que mueve sus decisiones. Creo que lo entiendo muy bien porque me pongo en su papel y si tuviese una situación parecida con alguna de mis hijas,  haría lo que hiciese falta para que no sufriesen”.

Se representará entre el 14 de mayo en el Terrero de Lucha de Tías, ¿qué oportunidad supone para usted y su carrera? “Es una oportunidad fantástica de debutar en un rol soñado, el hecho de hacerlo por primera vez es un todo un hito en mi carrera y vida. Estoy seguro de que cuando pasen treinta años recordaré con muchísimo cariño ese primer Rigoletto que hice en Lanzarote, además en un entorno querido, el reparto lo constituyen amigos , es decir, es que sé que el resultado va a ser fantástico porque los elementos que estamos involucrados tenemos muy buena onda entre nosotros y eso siempre ayuda a que las cosas salgan bien”.

«Me gusta que el destino me ponga delante el repertorio verista al que siempre he querido llegar»

¿Cómo visualiza su futuro?¿En qué otros proyectos colabora actualmente? Tras el debut en Lanzarote, voy a hacer la reposición El barberillo de Lavapiés en el Teatro de la Zarzuela, una colaboración con la que hemos tenido mucho éxito en el mismo centro hace tres años y con la que hemos girado e ido a Oviedo, Sevilla y Valencia. Después tengo una serie de conciertos en verano. Abro la temporada de la zarzuela el año que viene con Pan y toros, para hacer luego El barbero de Sevilla y Ernani en Oviedo, otro debut, entre otras funciones. Se viene una agenda interesante el año que viene. Me gusta que el destino me ponga delante el repertorio verista al que siempre he querido llegar”. 

Por último, ¿considera que la ópera necesita más adaptaciones progresistas adaptadas a la sensibilidad del público actual? “Eso es un tema delicado porque yo como persona soy lo que podríamos denominar un moderno, pero en el fondo con la ópera soy bastante clásico. Defiendo que se pueden hacer transgresiones o modernizaciones de las direcciones de escena y producciones, pero siempre con talento. El problema es que un alto porcentaje de lo que se ofrece como ópera modernizada presenta una calidad insuficiente. Creo que algo fundamental que tiene que haber en cualquier tipo de teatro es que se entienda la historia. A veces las descontextualizaciones que se hacen impiden que se entienda la historia original. Así como en el teatro de prosa uno puede adaptar el texto, cortar, pegar, cambiar escenas de orden y demás, en la ópera no, tenemos una partitura que es como un raíl por el que tenemos que ir sí o sí. A veces es muy difícil modernizar porque se generan unas descontextualizaciones muy difíciles de gestionar o dirigir para el público. No podemos pretender que el público que nos viene a ver haya visto ya veinte versiones de Rigoletto y por eso puedo dar algo tremendamente conceptual porque ya sabe de qué va. No me vale esa premisa, hay que pensar en el que viene por primera vez a ver Rigoletto y tiene que entender de qué trata. Entonces, creo que hay que modernizar con mucho talento y respeto”. 

¿Es un género demandado en España? “En cuanto a la difusión operística, creo que siempre cabe más. La ópera no deja indiferente a nadie, es verdad que hay un pequeño porcentaje al que no le gusta, pero creo que la gran mayoría alucina. Para mí es el espectáculo máximo de artes escénicas que se puede ver y cualquier persona que venga a verla se da cuenta. Hay además mucho prejuicio, existen personas que señalan que no les gusta la ópera y no han visto nunca alguna, siquiera bien hecha o que se la hayan explicado bien antes de acudir a la función. Y es que nadie tiene dudas en viajar para ver El rey león en Madrid y pagar noventa euros porque cree que le va a gustar, pero la ópera al final es como un musical de una calidad mayor. No está tan lejos. No entiendo por qué la gente asocia musical sí es para mí, la ópera no. La ópera tiene un estigma elitista que deberíamos de eliminar y más en el mundo de hoy, la tenemos a un click. Con lo cual, todos los puntos nuevos, como va a ser este festival en Lanzarote, que ofrezcan ópera a la gente creo que es algo muy positivo y más en la época que nos ha tocado vivir de crisis perpetua. Llevo diecisiete años de carrera y siento que todo ha sido crisis. Un mundo difícil en el que se disputa el tiempo de ocio con cada vez más opciones culturales,  pero claro lo que se hace en un teatro de ópera, osea ver a unos señores cantando sin micrófono para dos mil espectadores es algo espectacular y único. Uno siente que asiste a algo único y repetible. Eso no hay ningún otro espectáculo que lo supere”.

¿Qué mensaje transmite a nuestros lectores? ¿Por qué deberían asistir a la función? “Si nunca han visto una ópera, creo que Rigoletto es una de las mejores óperas para iniciarse en el mundo de la lírica. Es el gran ejemplo del melodrama, es muy fácil de conectar con los personajes y lo que está sucediendo, es de una duración estupenda, no es Parsifal de Wagner de cinco horas y media, es un reparto joven de una calidad tremenda, creo que es un hito también para la Isla, creo que deberían participar en este hito porque es algo que querrán contar en años, es un acontecimiento social que no va a dejar indiferente a nadie, deberían venir».

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