Blanca Valido debutará el rol de Maddalena en “Rigoletto”, en el marco del Festival de Ópera de Lanzarote. Foto: FND.

Blanca Valido: “Creo que el foco no solamente tiene que estar en el melómano, sino en educar al público, abrir el oído hacia la ópera y comprobar si la adoras o la detestas”

Nacida en Las Palmas de Gran Canaria, inicia sus estudios musicales formando parte del Coro Juvenil de la OFGC. Se gradúa en la Escuela Superior de Canto de Madrid, siendo galardonada con el “Premio Fin de Carrera Lola Rodríguez de Aragón”. Entre otros galardones, posee el Primer Premio del concurso de canto “María Orán” CajaCanarias. Fue además finalista en el VI Concurso Internacional de Canto “Alfredo Kraus” y seleccionada por la asociación “Amigos de la Ópera de Madrid” para cantar dentro del Ciclo de Jóvenes Cantantes. Debuta su carrera con Die Zauberflöte en el teatro Villamarta de Jerez. Posteriormente participa en títulos como Così fan tutte, Rinaldo, Il Barbiere di Siviglia, Il Trovatore o  La Traviata. En el plano sinfónico ha cantado el Mesías de Händel o  Requiem de Mozart. Además ha formado parte de tres giras de zarzuela y canción coreana en importantes auditorios de Tokio (Japón) y a lo largo de la geografía de Corea del Sur como el Seoul Arts Center. 

¿En qué momento se sumergió en el mundo del canto? “Cuando descubrí la ópera tenía cuatro años y fue mediante la película El fantasma de la ópera, pero no el musical, sino una de las series que se hizo y me enamoré. Cantaban varias óperas como Fausto. Y yo no hacía otra cosa sino repetir, cantar y cantar. Tengo hasta vídeos. Ese fue mi primer contacto. Sin embargo, en mi casa no hay músicos, de hecho ni mi madre canta al fregar. No les he escuchado nunca cantar, ni nada, fue de forma fortuita”.

¿Y por qué decidió ser cantante lírico? “Pese a no venir de una familia de músicos, canturreaba en casa. Es verdad que mi padre tocaba un poquito la guitarra y entonces también cantaba alguna cosa con él. Y de hecho, en el colegio, las profesoras de música tenían los ojos  puestos en mí. ‘Creo que canta’, decían. Por ello llegó un momento en secundaria en el que mi profesor de música, que ahora es mi amigo, me mandó el teléfono de la OFGC porque hacían pruebas en el coro. Digamos que mi primer contacto con el instrumento de forma disciplinada fue a los catorce años, en el coro de la OFGC”.

¿Cómo es la preparación desde joven cuando se pretende llegar a ser cantante profesional? “Yo creo que una de las cosas que me han costado más es la paciencia con uno mismo, la disciplina, las voces de natura ‘son fáciles al principio’ , pero es verdad que luego si no te guían bien se puede perder y lo que falta es esa disciplina con uno mismo. Por ejemplo, si un agudo no sale, no te puedes frustrar porque sabes que saldrá trabajando. Ese camino es como el de un deportista. Yo a mis alumnos les digo que esto es como un gimnasio, no se puede pretender desde un primer día estar tonificado y tener la misma resistencia y flexibilidad dentro de un año y medio. Entonces es eso, la paciencia con uno mismo, el decir tengo un foco voy hacia allá y soy paciente, sin frustrarme, sentirme mal o fustigarme”.

¿Cómo describiría su voz?  ¿Qué cualidades tiene? “Quizás lo más característico que se me ha puesto es el timbre de mi voz, yo no sé,ya sabes que cuando uno se escucha no es lo mismo que cuando lo escuchan. Pero entre los comentarios sobre mi voz, se suele repetir la palabra terciopelo o calidez… Diríamos que un timbre muy latino, una sensación cálida”.

De soprano a mezzosoprano

¿Cuáles son sus referentes musicales? “Evidentemente Maria Callas fue un referente incluso en la parte interpretativa o emocional. Pero en referentes vocales me ha gustado mucho Mirella Freni, escuchaba mucho a Angela Gheorghiu, también a  Katia Ricciarelli, Fleming o Scotto. No te puedes quedar con ninguno, de todos escoges un poquito”.

¿Escuchas el mismo tipo de música que interpretas? “En mi caso también es una cosa curiosa, yo comencé de soprano, he hecho el cambio a mezzosoprano, una voz media, hace poco tiempo. Probablemente siempre lo fui, cierto es que hubo dudas desde que entré en la Filarmónica. Por ello no he escuchado muchos referentes de mezzosoprano, siempre he tenido en mente a las sopranos. Ahora estoy descubriendo muchas mezzo que me están dando gratas sorpresas”.

¿Qué significado tiene para usted haber sido finalista y premiada en diversos concursos como “Alfredo Kraus 2017”, “Primer Premio ‘María Orán’ de 2015”? “Muy, muy, muy orgullosa de ambos. A María Orán la echamos de menos todos los que la conocimos. Un recuerdo desde aquí. Fue un orgullo ver su cara, cómo me habló y lo que me dijo cuando me concedieron el premio. Ser finalista en el Kraus también fue un sueño, yo no me lo imaginaba de pronto estar ahí. Los concursos son buenos porque te ayudan a aprender muchas cosas, entre ellas es un escaparate y es visibilidad, lo cierto es que quizás no tanto cuando llegas a una semifinal o final, sino cuando lo ganas. Ahí sí te da visibilidad. Hoy en día a lo mejor es diferente, parece que no, pero han pasado cinco años y con todas las redes sociales es distinto. Hasta el que no pasa las eliminatorias tiene visibilidad”.

Grandes figuras líricas de la talla de Mirella Freni, Cotrubas o  Francisco Kraus fueron algunos de sus tutores, ¿qué importancia tuvieron en su trayectoria profesional? ¿Con qué recuerdos se queda? “De todo se saca algo, pero sobre todo una de las cosas de las que uno se da más cuenta es que cuando uno empieza a hacer masterclass, clases y demás, a veces no entiende lo que le están diciendo. Últimamente estoy más cómoda con la técnica. Si me retrotraigo a lo que me decían mis maestros al principio, con Freni yo estaba en primero de carrera y me decía: ‘no intentes hacer piano, la voz hacia fuera, potente, ya aprenderás a hacer piano, avanti, avanti’. Ahora lo entiendo, en aquel momento no,  podía parecer agresiva, pero uno se da cuenta de que se trata de la impotencia de los profesores, de querer sacar algo y el alumno no entenderlo. Paco, por otro lado, era muy cariñoso, le tengo que agradecer muchísimo, me trató siempre muy bien. Hubo siempre palabras agradables por su parte. Mi maestra  Gallardo Domâs también ha sido de las más importantes en mi vida, me enseñó tantísimo. Sobre todo te diría que importa también que tus maestros hayan pisado el escenario y que cuando están en carrera también puedas ver que son personas normales, disciplinadas, que tienen que trabajar y musicazos. Simplemente es un trabajo más y eso también se aprende, el no idealizar la profesión. Es una profesión que no es nada fácil”.

 

 

“For Always” de John Williams por Blanca Valido. Foto: FND.

 

“Cuando uno es capaz de adaptarse a la musicalidad que requiere un estilo, puedes tocar muchos palos”

¿Cuáles fueron sus primeros pasos profesionales? “Lo primero que hice en el  teatro Villamarta de Jerez fue La flauta mágica. Se ha seguido haciendo después. Si me retrotraigo a esa época destaco la inocencia de ese periodo, la osadía de la ignorancia al no compararte.Yo no había estudiado en el Conservatorio Superior ni nada, yo no tenía con quien compararme y eso quizás me hacía más fuerte. Es como que te comes más el mundo cuando no ves la gran competencia. Hay mucha gente que canta y trabaja muy bien alrededor y es como que me siento más pequeñita, Pero si tuviera que decirte algo que recuperar de esa época es eso, la ignorancia de la competitividad. El disfrutar por disfrutar y cantar. Luego, los roles que hice en el Festival de Zarzuela en Las Palmas con protagonistas. Los recuerdo también con un cariño impresionante, me llevo además compañeros y amigos de esas producciones. No fueron nada traumáticas, todo lo contrario”.

Dada su amplia trayectoria profesional en estilos y obras operísticas variopintas de grandes compositores como Mozart, Haendel, Rossini, Verdi, Puccini, ¿qué le es más fácil interpretar una ópera bufa, ópera seria del clasicismo o romántica?  “Ahora por ejemplo con el cambio de repertorio, estoy tocando más Rossini. Aunque mi voz siempre se ha adecuado más a Mozart, al barroco, Händel me sienta como un guante a la hora de cantar, lo siento como si fuera mío. Cuando cantaba antes otro tipo de repertorio también destacaba la ópera francesa, cantar francés me ha ido muy bien e incluso en su día me quedaba bien Rusalka, que es checo. Realmente creo que cuando uno es capaz de adaptarse a la musicalidad que requiere un estilo, puedes tocar muchos palos. Pero , sin embargo,lo que yo he sentido que me pegaba más o me sentía más cómoda son Mozart y Haëndel .

¿Qué tipo de roles le llaman más la atención? “Siempre me han gustado los roles con potencia emocional. Roles del tipo Elisabetta de María Stuarda o Armida, son roles de carácter que no tienen que ser necesariamente malos. Por lo menos cuando uno los desentraña se da cuenta que tienen mucha más fragilidad y por ello muestran un caparazón. Luego también me gustan las Mimí. Otro rol que te puedo decir es la Fiordiligi con carácter fuerte”. 

Debido a su bagaje musical abordando diversos estilos operísticos, además de zarzuelas, obras sinfónicas y canciones koreanas, ¿existe algún tipo de repertorio que no haya abordado y le gustaría cantar?  “Quizás he hecho muy poca o nada de música antigua. Es decir, todos estos repertorios con tiorba, con instrumentos antiguos, ahora estoy investigando bastante la música del siglo XXII o XXIII. Los cantos sefardíes también. Te diría que me falta aún tocar esa parte en mi repertorio. En relación a la música moderna, no me importaría un concierto de boleros, eso que tanto nos gusta a los canarios. Todavía no he tenido la suerte de hacer algo así y fíjate que me está apeteciendo. Lo he estado posponiendo y me apetece mucho ahora”.

Maddalena: un rol fuerte, pero tierno

Háblenos de su próximo debut como mezzosoprano, ¿cómo y por qué llegó a participar  en el Festival de Ópera de Lanzarote encarnando el papel de Maddalena? “Me hace muchísima e infinita ilusión, sobre todo, por una cosa que mucha gente no sabe, soy cincuenta por ciento conejera por parte materna y tengo mucho cariño a Lanzarote y la gente de ahí. La propuesta me llegó a través de Pancho Corujo, tenor y amigo. Una cabeza pensante como pocas en Canarias. Ya con decirme Lanzarote, ópera y festival, y encima con la cabeza de Pancho Corujo, dije ‘para allá que me voy’”.

¿Cuáles son las premisas necesarias para la interpretación de un papel de este calibre?¿Qué dificultad presenta desde el punto de vista musical y escénico? “Maddalena me hace muy feliz porque parece ser un bomboncito. Es un rol corto en cuanto a duración, pero lo que hace musicalmente es muy goloso. Me encanta la línea y musicalidad que hace, sobre todo el cantarlo con Sparafucile, su hermano. Para la trama, aunque parezca que no es importante para la trama. Hay una decisión importante. Parece ser un personaje duro, pero cuando el Duca intenta convencerla es otro estrato diferente a  Gilda, en el sentido emocional. Aunque hay una frase que dice: ‘Este hombre me ama y yo lo amo’ y se hace blandita. Es ese tipo de rol que aparenta ser fuerte, tener decisión, libre, pero de pronto, hay algo que las hace volverse de mantequilla. Es muy interesante trabajar Maddalena desde este punto para mí”.

¿Una especie de femme fatale? “Sí, la cuestión es por qué es así, por qué dice las cosas que dice, qué experiencia debe haber tenido para ser así. Eso es lo interesante de los roles. Muchas veces lo digo, por ejemplo, Violetta de La Traviata es mucho más profunda de lo que la pintan o Mimí de La Bohème  expuesta como dócil, suave…Y no todo el mundo en aquella época se iba a hablar con el vecino. no hay rol pequeño al que no se le pueda sacar algo. Los roles por pequeños que sean se les puede sacar algo, nacieron, vivieron, eso enriquece la música”.

¿Alguna complejidad a nivel vocal que quiera comentar? “Sí, imagínate, sobre todo en el cambio en el que me encuentro. Sobre todo te diría que los cambios de registro y hacer que esos cambios sean naturales, que no se noten. Y es que la voz tiene varios registros, cuando  la gente se pregunta cómo hará ciertos sonidos, cómo cantan sin micrófono y llegan tan lejos, pues es todo una trama técnica que sucede usando diferentes musculaturas vocales. Lo explico porque la Maddalena cambia a veces de registro y necesitas pasar a voz de pecho de forma correcta. Algo complejo para alguien que viene de cantar más de voz de cabeza, ya que ubica en otro sitio. Eso es lo más difícil que tiene Maddalena. La potencia también es importante para que se escuche por encima de la orquesta. No es fácil”.

“El mundo lírico es mucho más natural de lo que la gente cree”

Se representará entre el 14 de mayo en el Terrero de Lucha de Tías, ¿qué oportunidad supone para usted y su carrera? “Aquí sí que hay visibilidad, aquí es donde hay que hacer las cosas bien, porque hay gente que ha hecho muy buenos concursos y no ha tenido vida profesional o viceversa. La verdadera visibilidad está cuando uno trabaja, llega hace las cosas bien y es buen compañero. Ahí es donde verdaderamente uno tiene la visibilidad para que le vuelvan a llamar para trabajar. Entonces, el hecho de estar ahí, de ser un Festival, que yo le auguro la mayor de las suertes del mundo, los compañeros, que no son cualquieras son maravillosos trabajando en teatros de España e internacionales, eso da vértigo.

¿En qué otros proyectos colabora actualmente?¿Cómo visualiza su futuro? “Si hay algo que me ha enseñado esta pandemia es a no tener planes a largo plazo. Primero, quién me hubiera dicho a mí que iba a cambiar de repertorio a un tipo de voz media, que de pronto un día llegan las hormonas, llega la edad y dices más nunca y tienes que cambiar de registro. Eso fue y está siendo tan descalabro que me he dicho a mi misma pasito a pasito, carpe diem, día a día y se irá viendo. No es una cuestión de proyectos porque los hay para el año que viene. Incluso volveremos a Canarias en octubre, pero es verdad que no visualizo a largo plazo y prefiero no hacer planes sino disfrutar el día a día”.

¿La ópera es demandada en España o necesita una versión moderna? “Depende del festival, los hay modernos o tradicionales porque se deben a un público. Yo normalmente intento no poner el foco en el festival sino en cuál es su público objetivo. Hay producciones que son abucheadas en Madrid y en otras ciudades como Barcelona, es un éxito, porque son más  vanguardistas.Entonces, no es España. Y segundo, hay un prejuicio que todavía sigue existiendo en la ópera, que si es elitista, que si es cara, yo que he tocado un poco la gestión cultural, te puedo decir que hay conciertos de cantantes normales que valen igual o más, o también las entradas de fútbol. Además, ya no te miran mal si vas a la ópera en vaqueros. Y es que incluso hay un prejuicio con los cantantes líricos y qué va, lo somos con tatuajes, con rastas… El mundo lírico es mucho más natural de lo que la gente cree. Yo creo que si nos acercáramos más a educar al público, más que trabajar para el melómano que sabemos que nos va a venir a ver, puede ser una solución. Estoy a favor de los proyectos pedagógicos para que los niños entren en este mundo y se sepan lo costoso que es hacer una producción. Me ha pasado con mis padres, por ello creo que  en cuanto se ve lo que cuesta hacer una producción, se valora más. Creo que el foco no solamente tiene que estar en el melómano, sino en educar al público, abrir el oído hacia la ópera y comprobar si la adoras o la detestas”. 

Compartir

About the author

Deja una respuesta