El tenor Antonio Gandía encarnará el rol del Duque de Mantua en «Rigoletto», bajo el marco del Festival de Ópera de Lanzarote. Foto: FND.

Antonio Gandía: “Inaugurar este Festival de Ópera en Lanzarote es un honor para mí, espero que pase a la historia junto con mis compañeros y que dure muchos años”

Considerado como uno de los mejores cantantes jóvenes españoles en la actualidad. Inicia sus estudios musicales en su ciudad, Crevillente-Alicante, en 1995. En 1996 ingresa en el conservatorio de Valencia “Joaquín Rodrigo” para acudir en 1998 a la Escuela Superior de Música Reina Sofía.  Es además ganador de diversos primeros premios como el Concurso Internacional de canto Alfredo Kraus, Operalia de Plácido Domingo, Iberoamericano de Canto en México, Pedro Lavirgen y Luis Mariano. Desde su debut en el año 2000 con el papel de tenor italiano de Der Rosenkavalieren, ha actuado en diversos teatros nacionales como el Teatro Arriaga de Bilbao, Romea de o el Teatro Principal de Alicante, e internacionales entre los que destacan La Scala de Milán o el Teatro San Carlo Nápoles. 

¿Cuándo y por qué motivo se sintió atraído por el canto? “Empecé a cantar desde muy pequeño, a los seis años, en los coros de mi pueblo. A los trece años pasé a la coral crevillentina, que ahora se denomina el Orfeón y cumple 130 años de historia. Hice desde muy temprana edad zarzuelas como la Marcha de Cádiz o Bohemios, pero siempre colaborando con distintos papeles. A los once comencé a estudiar solfeo con el libro Laz, pero a los catorce o quince ya me olvidé de todo, pues me puse a trabajar en una empresa de alfombras, yo solo estudié hasta la EGB y en mis ratos libres trabajaba de albañil con mi padre. ¿Quién me iba a decir a mí que después de prestar los servicios militares a los dieciocho años querría apuntarme al coro y  cantar de nuevo? «.

¿Y cómo surgió el interés por el canto lírico? Recuerdo que mi interés por el canto lírico fue en febrero del año 93, un día comencé a emitir sonidos similares a los cantantes de ópera y se lo comenté a mi madre. Ella por su parte me sugirió que intentara aprenderme el Ave María para la boda de mi hermana. De forma que pasé tres meses aprendiéndome el Ave María de Gounod sin estudiar canto con nadie, sino  de forma auditiva. A partir de ahí quise saber más de la ópera, comencé a indagar y empecé a estudiar. Recuerdo que mi primer aria de ópera fue Una furtiva lágrima, no pasaba de la primera hoja y media. Entonces, tuve que decidir entre trabajar o estudiar. En el año 94 retomé de nuevo el solfeo que había estudiado para poder aprender canto, quise además conocer a gente del mundo lírico como Enrique Barcelona, un profesor de Elche aficionado al canto. Luego, en el año 95 estaba cobrando el paro y estudiando canto. En el 96 entré en el conservatorio de Valencia «Joaquín Rodrigo» con Ana Luisa Chova y en el año 98, ingresé en la Reina Sofía con el gran Alfredo Kraus. Es recordarlo y se me ponen los pelos de punta”. 

¿Cuáles fueron sus primeros pasos como cantante profesional? “Cuando fallece Kraus, en el año 99, gano el Concurso de Alfredo Kraus. A partir de ese galardón me llevo, con el tiempo, cinco primeros premios internacionales como es el Luis Mariano, Pedro Lavirgen, Iberoamericano de Canto en México, que me hace ir a la semifinal de Washington, en el Concurso Operalia de Plácido Domingo en 2001, además del Francisco Viñas en 2004. En el 2000 debuto con el Der Rosenkavalier en el Teatro Real de Madrid. En el 2004 estreno  Beatrice di Tenda en La Scala de Milán. Y a partir de ahí forjé mi trayectoria, llevo veintidós años cantando”.

¿Cómo describiría su timbre?  ¿Qué cualidades tiene a nivel vocal? «Antes era tenor lírico ligero. Ahora soy tenor más lírico, la voz ha crecido más, ha madurado más, lo que me lleva a hacer otro tipo de repertorio. Por ejemplo, antes hacía  La hija del regimiento y ahora no la puedo hacer, con la edad vas perdiendo un poquito los agudos. Aunque es según la persona, hay quien los tiene y no los pierde, es decir, a uno les afecta en unas cosas y a otros en otras, pero con la madurez tienes que ir cambiando de repertorio”.

“Para mí Alfredo Kraus es el espejo donde mirarme”

¿Cuáles son sus referentes líricos? “Kraus sin duda. Para mí Alfredo Kraus es el espejo donde mirarme. Él me cambió por completo, para mí es el mejor».

Grandes figuras del canto, como la soprano Renata Scotto, Ileana Cotrubaş y Obraztsova han sido algunas de sus tutoras, ¿qué importancia tuvieron en su trayectoria? “Cuando estuve en la Escuela Reina Sofía, tanto Scotto como Cotrubaş fueron contratadas para dar una clase magistral. Ya con Obraztsova hice un curso en el año 96 cerca de Alicante, en el que me dio unas pequeñas clases y ahí descubrí lo grande del canto, la voz en máscara».

 ¿Alguna anécdota que quiera contar? “Sí, por ejemplo, Obraztsova me quería ver cantando por los grandes teatros del mundo y yo aún era lo que se suele decir un pipiolo. Tenía veinticinco años y no tenía idea de nada porque, como te he contado antes, fue pasar de estar trabajando a dedicarme a esto, de la noche a la mañana, como un milagro”.

¿No se veía viviendo de esto desde muy temprana edad? “No, para nada, yo he cantado siempre  con mi guitarra boleritos de Los Panchos, rancheritas o habaneras de mi pueblo a los once años, un poco parecido a Joselito. Esto lo puedes ver en mi canal de YouTube”. 

Antonio Gandía acompañado de su maestro Alfredo Kraus. Foto: FND.

 

 

 

 

 

 

Dada su amplia experiencia profesional en diferentes teatros del mundo, como la Scala de Milán, el Teatro Real de Madrid o Liceu, además de un amplio repertorio, ¿tiene alguna afinidad con un estilo musical en concreto? “Antes me gustaba más Donizetti, pero ahora Verdi. Como la voz ha engordado más estoy cantando óperas como Rigoletto, La Traviata o Nabucco. Aunque diría que Donizetti te enseña mucho del canto”.

¿Con qué tipo de roles tiene mayor afinidad? “En estos momentos con roles de La Traviata, Rigoletto o L’elisir d’amore”.

¿Alguna ópera que quiera rememorar? Rigoletto con Yolanda Auyanet en Bolonia en 2009 o La hija del regimiento en el Liceu”. 

¿Existe algún tipo de repertorio que no haya abordado en su trayectoria y que siga anhelando? “Sí, por ejemplo, Carmen, La bohème o  Un ballo in maschera y muchas más que no he hecho, pero me gustaría hacer”.

“La ópera nunca desaparecerá”

¿Cómo describiría su estilo interpretativo? “Yo soy bastante clásico, entiendo que hay que adaptarse a los momentos de ahora, pero me gusta lo antiguo, el respetar la historia”.

Háblenos de su próximo debut en Canarias, ¿cómo y por qué llegó a participar en el Festival de Ópera de Lanzarote encarnando el papel de Duque de Mantua? “El organizador del Festival se puso en contacto conmigo, mi amigo Pancho Corujo, y me propuso el proyecto y dije que estaba encantado de colaborar en este primer festival en la isla de Lanzarote. Le deseo eternidad. Es el segundo que voy a inaugurar porque yo inicié el Festival de música de Benicassim en Castellón con L’elisir d’amore. Entonces, debutar e inaugurar este Festival de Ópera en Lanzarote es un honor para mí, espero que pase a la historia junto con mis compañeros y que dure muchos años».

¿Cuáles son las premisas necesarias para encarnar un personaje de este calibre? “Es un papel de muy difícil de cantar, se necesita máxima concentración, además de una buena técnica de canto y de respiración. En este caso, he estado dos semanas poniéndola en voz e ir preparándola otra vez. Si en vez de cantar Rigoletto cantara Lucía di Lammermoor es otro estilo musical,  hay que adaptarse y ponerla en voz si ha pasado tiempo. Por ejemplo, yo llevo tiempo sin cantar Rigoletto. La canté en el Festival de Tarragona en julio del año pasado. Esto es como hacer deporte porque las cuerdas vocales son dos músculos que si no los ejercitas se van acomodando y cuando empiezan otra vez a mover la voz cuesta”.

¿Cómo describiría al personaje? “Refleja a las personas que poseen mucho dinero y que organizan fiestas. El duque de Mantua es un don juan, un conquistador y mujeriego que no duda en cortejar y seducir a cualquier mujer que le plazca. Solo le importa la fiesta y vivir bien”.

 

Antonio Gandía con Leo Nucci en «Rigoletto», 2017. Foto: FND.

Rigoletto se representará entre el 14 de mayo en el Terrero de Lucha de Tías, ¿qué oportunidad supone para usted y su carrera? “Debutar en el Festival de Ópera de Lanzarote es un orgullo y un honor porque pasará a la historia”.

¿Qué mensaje quiere transmitir a nuestros oyentes en relación con esta próxima representación? Esperamos que vengan, no se lo pueden perder, van a disfrutar mucho de una de las óperas más famosas del repertorio verdiano. Sobre todo el escuchar La donna è mobile, es lo que más se conoce de esta ópera”.

¿Cómo visualiza su futuro? “Antes sí se pensaba a largo plazo, ahora se vive en el presente porque ha cambiado todo con la pandemia. Pienso que la ópera nunca desaparecerá”. 

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